Negar la realidad es no querer asumir que la Transformación Digital es un hecho y que nos afecta a todos. Y los abogados, más que nunca, tenemos que perder el miedo a ese cambio tecnológico y subirnos al carro de la Transformación, para ser más eficientes a nivel interno y mejorar la relación con los clientes.
Y, como toda transformación, el cambio tiene que empezar por uno mismo. Así que, movida por mis inquietudes, me empecé a interesar por los Smart Contracts algo que, sin duda, creo que es el futuro.
¿Qué son los smart contracts?
Son programas informáticos que aseguran, hacen cumplir y ejecutan contratos electrónicos registrados entre dos o más partes. No son un contrato como tal, sino la programación que se crea por detrás con el fin de que un acuerdo produzca efectos jurídicos.
Los Smart Contracts se apoyan en tecnología Blockchain, una base de datos en la que se registran bloques concatenados de información. Cada bloque contiene un hash, que es la huella digital del conjunto de transacciones que en el mismo se almacenan, así como el hash del bloque anterior, de forma que cada bloque refuerza la verificación de la información contenida en el bloque previo. Este método hace que la información contenida en Blockchain sea inviolable y le confiere una de sus principales características, la inmutabilidad.
Dejando a un lado las primeras dificultades, de entendimiento de la parte tecnológica que acompaña a ambos conceptos, la realidad es que es indiscutible la trascendencia jurídica de los Smart Contracts. Pensemos por un momento en poder adquirir la propiedad de una vivienda, sin tener que pasar por todo el trámite burocrático, sin esperas, sin intermediarios, sólo accediendo a una página web y registrando la transacción, la cual surtirá plenos efectos jurídicos gracias a los Smart Contracts, ya que permiten la ejecución automática programada de las contraprestaciones de los contratantes y tendrá, además, una alta fiabilidad probatoria ante los órganos jurisdiccionales, gracias a la inviolabilidad de la información almacenada en Blockchain.
Aunque sus ventajas son más que evidentes y proporcionan una eficiencia indiscutible en el mundo de los negocios, su implementación no deja de ser un reto y aún hay mucho por hacer. Para empezar, es preciso acometer con urgencia reformas legislativas que permitan acompasar esta transformación digital con seguridad y garantizando la legalidad.
Pero hasta que eso llegue no podemos cruzarnos de brazos, debemos aceptar que también en el mundo jurídico las cosas están cambiando y los abogados tenemos que ser partícipes de esos cambios y adaptarnos a las nuevas exigencias tecnológicas, porque se profesionalizará el sector en el ámbito tecnológico con la aparición de nuevos perfiles como el de programador de Smart contracts. Así lo apunta el informe Abogacía Futura 2020: áreas de negocio emergente, elaborado por el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y publicado por Wolters Kluwer, que la menciona como una de las nuevas funciones que tendrán que asumir los abogados.
Desde el departamento jurídico de Atento ya estamos inmersos en este proceso de transformación. De esta forma, estamos impulsando el Proyecto Nexum, que ya dio sus primeros pasos hace unos años, y que en 2013 nos hizo merecedores del reconocimiento de ESADE como “Mejor Asesoría Jurídica de Empresa” en la VI edición de los Premios Aptíssimi del derecho de los negocios. Este proyecto transversal está dirigido a unificar criterios de actuación en la gestión contractual, para prevenir riesgos y dotar de seguridad jurídica a las transacciones de la compañía.
¡Comienza la transformación!
Fuente: “Smart Contracts Análisis jurídico”. Carlos Tur Faúndez